Unas notas sobre «Los Príncipes del toreo», alumnos de la Escuela Nacional de Tauromaquia y la necesidad del conocimiento de la fiesta

Referido todo ello al Tentadero en Clase Práctica, que se celebrará próximamente en Castellar, (Jaén)

Un aficionado se forma no sólo con su interés por las corridas de toros de las llamadas figuras en el momento actual –eso sería público de toros, sin más- sino, en su mayor parte, esa formación viene del conocimiento de la fiesta, de su pasado y de su futuro.

En el festejo que se prepara para ofrecer, en la bonita y coqueta plaza de toros de Castellar, este próximo día 28 de febrero, se aúna, de alguna manera todo eso y se añade algo muy importante, como es la solidaridad con aquellos colectivos que necesitan algún tipo de ayuda material. Los toros no deberían estar al margen de la realidad social.

El pasado en la fiesta es fundamental si queremos partir de referencias, de la historia siempre viva de la tauromaquia, pero no debemos volver sólo la mirada a Joselito o Belmonte, como tantas veces ocurre, por esenciales que sean; y lo son. Hay una historia amplísima del toreo que debemos conocer y entre esos capítulos hay algunos más recientes que pueden ser de gran interés para entender el devenir de los toros y para que nuestra afición actual fructifique y perdure. Se trata de que esa afición no sólo sea algo pasajero, envuelto en esa “fiesta” paralela que, a veces, suponen las actividades lúdicas que en algunos casos hay que apartarlas un poco, para que los
arboles no nos impidan ver el bosque.

En un pasado relativamente reciente se formó en la antigua Escuela Nacional de Tauromaquia, la que luego sería reconvertida en la Escuela de Madrid, un triunvirato formado por Yiyo, Lucio Sandín y Julián Maestro. Ellos actuaron en buena parte de España a finales de los setenta y muy a principios de los ochenta del siglo pasado. Sin duda aquello fue un hito importante, en aquella escuela que se encontraba situada en el antiguo recinto ferial de la Casa de Campo, con una placita fija de obra y con instalaciones anejas en los pabellones existentes. Allí se respiraba todo el romanticismo, toda la verdad y toda la pureza de la tauromaquia.

A finales de los setenta pude ver por vez primera torear a ese trío de ases, los “Príncipes del toreo”, en la antigua plaza de toros de Vista Alegre, muy cerca de la fecha de su cierre. La “Chata” fue una plaza con mucha historia que sin duda merece la pena recordar o mejor repasar, por el aficionado estudioso o simplemente curioso.

Muy cerca de esa escuela “nacional” andábamos muchos aficionados que vivíamos en Madrid y que luego seguimos la trayectoria de esa generación en la que surgieron esos tres grandes toreros. El Yiyo, el más popular de los tres y de alguna manera mitificado tras su muerte en Colmenar Viejo, y Lucio Sandín, también víctima de dos tremendas cogidas: aquella tan conocida en la que perdió un ojo, ocurrida en Sevilla en 1983, inferida por un novillo de Baltasar Ibán, y la que posteriormente le
supuso de alguna manera su retirada de los ruedos, en Madrid, en 1990. Había tomado la alternativa en Sevilla, en 1985, con un cartel de lujo y mítico: Curro Romero y Rafael de Paula.

Fue Lucio un torero muy del gusto de grandes plazas, como Madrid o Sevilla. Recuerdo su toreo y sus maneras como tal. Era también un torero de Madrid. Con eso se dice casi todo. Sin duda fue muy importante, pero de no suceder esos percances hubiese llegado mucho más lejos, a la cima del toreo en aquellos años.

Julián Maestro, ha hecho su carrera como torero de plata con algunos de los más importantes matadores de toros y llegó a tomar la alternativa en 2002. Siempre ha sido un importante torero de plata muy valorado y apreciado por los aficionados. Hacer un sencillo homenaje a Lucio Sandín, en un tentadero en clase práctica, por una Escuela como la de Jaén, a la que se suma el Ayuntamiento de Castellar, en su constante difusión, promoción e inversión en la base de nuestra tauromaquia, es un gesto digno de la mejor afición y desde luego muy adecuado, al proceder Sandín de aquella generación de toreros, de la Escuela Nacional de Tauromaquia de Madrid, que luego más tarde se reconvertiría, en el añorado Batán, en la Escuela “Marcial Lalanda” de Madrid.

Tengo la idea de que al menos Sandín toreó en Castellar, o quizás fue en algún pueblo cercano. No hemos encontrado, por ahora, documento que así lo atestigüe. Con Sandín, que hará de Director de este Tentadero, estará como invitado especial Morenito de Aranda, triunfador en Madrid en años pasados –una salida por la Puerta Grande de las Ventas, y torero que se aleja del toreo, a veces un tanto estandarizado de ahora, y que es muy del gusto del aficionado.

Jesús Llobregat, novillero linarense del que se espera un futuro pleno en el mundo de la fiesta del toro, además de ser el triunfador de la última edición del Certamen castellariego de novilladas sin picadores, “Ricardo López”, y los demás alumnos destacados de la Escuela Cultural Taurina de Jaén, completarán una tarde de tentadero que de alguna manera profundiza en aspectos de la fiesta que una Escuela y un Ayuntamiento, deben mostrar y difundir, para el aprendizaje de los futuros toreros y para completar la formación de los aficionados.

Texto: Antonio Anaya Marín