Escrito por Jesús López Garañeda
Instar a políticos a defender la Tauromaquia con palabras cuando lo que modifica sus actuaciones son votos ciudadanos es, como se dice en los pueblos, majar en hierro frío.
Y ya se sabe que ni el herrero Mamblas era capaz de forjar herraduras sin aplicar el fuego purificador, malvando el metal y golpeándolo hasta darlo forma.
Los ataques a la Tauromaquia se suceden, se han sucedido y seguirán pese a los modales y formas que quieran tributarse desde la palabra o iniciativas que poco comprometen para de verdad poner en valor el significado profundo y emotivo que tiene la fiesta de los toros entre muchas, muchas personas, más de las que, algarada tras algarada, vocean, atacan, insultan o quieren romper la cohesión y coherencia arropados por medios de comunicación de tendencia partidista y subjetiva en lugar de imparcialidad y objetividad en sus informaciones.
Politizar los toros es un activo recurrente en estos días de zozobra e incertidumbre. Pero encontrar a responsables políticos que pongan el acento en dar la cara y manifestar sin dobleces ni tapujos su apoyo a la fiesta de los toros, es un hecho que viene aumentando de forma significativa. Bien está decirlo y airearlo y ponerse manos a la obra con hechos y actuaciones.
Uno de estos ejemplos está en el grupo político del Partido Popular que está distribuyendo el contenido de una moción para presentarla en todas las Instituciones Municipales a fin de instar al Gobierno de la Nación a defender la Tauromaquia, como expresión cultural y seña de identidad de España.
La Tauromaquia forma parte del patrimonio histórico y cultural común de todos los españoles, en cuanto actividad enraizada en nuestra historia y en nuestro acervo cultural común, pues el toreo es una manifestación cultural y artística integrada en nuestra memoria y conciencia colectiva como pueblo y un referente singular y privilegiado de nuestro patrimonio cultural.
El carácter cultural de la Tauromaquia es indiscutible y merece ser preservado como un tesoro propio de nuestro país, rico en culturas distintas y que, frente a la heterogeneidad de la sociedad respecto a sus sentimientos ante el mundo de la tauromaquia, se debe admitir que existe un amplio consenso en la aceptación mayoritaria del carácter cultural, histórico y tradicional de la tauromaquia como parte esencial del patrimonio histórico, artístico, cultural y etnográfico de España.
La tauromaquia, como actividad cultural y artística, requiere de protección y fomento por parte del Estado y de las Comunidades Autónomas, y reconocida histórica y socialmente su imbricación en el sentir mayoritario del pueblo español, porque el sector del toro de lidia es un modelo de sostenibilidad económica, social y medioambiental.
La Tauromaquia es la máxima expresión popular de arte tradicional y, sobre todo, porque representa la esencia de la libertad del individuo.
Es preciso reconocer el valor estratégico de la Tauromaquia porque contribuye a la creación y mantenimiento de empleo, a frenar el despoblamiento rural y al crecimiento económico, así como por su compromiso con la conservación de la biodiversidad, en su más amplio sentido, y al mantenimiento genético de una raza, el toro de lidia, singular y mundialmente reconocida.
Es una seña de identidad de España que debe ser respetada y protegida por los poderes públicos impulsando el Plan Nacional de Tauromaquia y adoptar medidas de fomento y protección relacionados con la sostenibilidad económica, social y medioambiental y que fomente la investigación y la innovación en este sector.