La noticia entra en nuestra redacción hace unos minutos con un escalofrío desde el muro de Carlos Martín Santoyo: «Triste por el fallecimiento del doctor Pepe Rabadán, cirujano de la Plaza de toros de Valladolid».
José Rabadán Jiménez, el doctor cirujano taurino, gran aficionado y extraordinario personaje en el mundo del toro vallisoletano ha entregado su alma a Dios. Una pena. Rabadán pertenecía a la Academia de Cirugía de Valladolid y con su inseparable Antonio María Mateo habían completado un tándem muy popular en el mundo taurino vallisoletano.
Valladolid y más en concreto su plaza de toros del paseo Zorrilla debe a la bonhomía, trabajo y profesionalidad de este cirujano taurino el gran prestigio que adorna al establecimiento.
Yo siempre les llamaba samaritanos taurinos por su labor entregada y dedicada al mundo del toro, a los toreros que precisaban restañar sus heridas, cuando estas se producían durante la lidia del toro bravo y caían en las manos expertas, doctas, inmejorables, de Pepe Rabadán. Por cierto campechano, amable, aficionado entendido y un hombre que siempre me brindó su apoyo y amistad.
Descanse en paz, José Rabadán Jiménez, Pepe Rabadán. Que la tierra te sea leve, amigo.
Texto: Jesús López Garañeda
Foto: José Fermín Rodríguez