- Grita en Madrid esta mañana el medio rural al que muchos urbanitas consideran el parque de atracciones de las habitantes de las ciudades durante un fin de semana, un puente o una vacación más o menos larga
Cuando se despedía de Valencia la última de las tracas espectaculares de cierre de Fallas a las que también el animalismo quiere silenciar por aquello del ruido, del susto que producen los estampidos a un animalismo que supone el fin de nuestra manera de vivir. El animalismo es prohibir… la Nit del Foc y las mascletás de Valencia. En su programa los animalistas proponen acabar con la pirotecnia y con los toros, y con la caza y con todo lo que no les gusta.
Sin embargo esta mañana en Madrid el grito del campo español, el medio rural, el agricultor y el ganadero ha proclamado su estallido de desaprobación ante las medidas de un gobierno que ni les quiere ni les apoya, ni les defiende ni les importa salvo cuando desea obtener la renta de sus votos. Cuando siempre hemos entendido que los gobiernos deberían ser para todos, representantes de todos, paladines de todos y defensores de los derechos de todos, absolutamente de todos.
Grita en Madrid esta mañana el medio rural al que muchos urbanitas consideran el parque de atracciones de las habitantes de las ciudades durante un fin de semana, un puente o una vacación más o menos larga.
La ruptura entre quienes viven del campo y de sus productos primarios, de los animales, de los granos y ganados que se decía no hace tanto, de la pesca, con aquellos que creen que los huevos los ponen las gerencias de los supermercados; que la leche nace de una fuente con un grifo estructural de reparto; los pollos de birlibirloque y las plantas de una generación espontanea y el besugo de Noruega, han roto totalmente amarras con quienes sudan siembran, labran, cosechan y entregan sus granos y sus animales al bienestar común.
El sudor de nuestro campo es el de todos, pues todos venimos de él, hasta esos modernos urbanitas que gustan de calefacción, iphone de última generación, televisión de series y opiniones vanas y decadentes, aire acondicionado en despachos y buenos jornales y bicocas varias por estar apuntados al servicio de un partido.
Estalla el campo hoy en Madrid como una mascletá imponente de grito reivindicativo silenciado por medios de comunicación insolidarios quienes deberían decirlo y exponerlo sin cortapisas.
Hoy en Madrid hablan los agricultores, mugen los toros de lidia, ladran los galgos, acechan los cazadores y el campo, la lágrima que no cesa, se viste de reivindicación por sus derechos.
Texto: Jesús López Garañeda