- La fotografía de las llamas llegando a la ganadería de Los Lastrones y publicada en las redes sociales causa cuando menos desasosiego y pena por la imposibilidad material de colaborar, de ayudar y de contribuir a paliar tanta desgracia.
Eso es lo primero que todo aficionado seguramente ha sentido. Incluso los ganaderos Luis y Daniel González mostraban su dolor en unas declaraciones recogidas por Álvaro Solano en su blog de «contrabarrera».
«Esto está siendo desolador. Impotencia y un horror, pero gracias a todo el mundo del toro, a todo los amigos y particulares de todas las partes del mundo por sus muestras de cariño y apoyo. Estamos desolados y muy preocupados por los animales. Estamos sacando a nuestros animales de los cercados. Angustioso, desolador, impotencia y miedo, mucho miedo. Un horror y un infierno lo vivido. Gracias a todos».
Un verano terrible, doloroso para el campo. Ahí está Zamora llorando amargamente; la ganadería de Aldeanueva en el Tenebrón, el pueblo de mi suegro; Ávila, Segovia, Salamanca…
Sufren las explotaciones ganaderas con dolor y rabia y por eso, tras la evaluación pertinente y cuidadoso balance de todos los hechos, no se puede olvidar el sufrimiento de esos ganaderos que son la parte más importante de esta que llamamos fiesta de los toros, digan lo que digan, y poner en valor la solidaridad, la ayuda, la aportación económica y su repercusión para que sigan al marro de su excepcional trabajo. Aquí todos tienen mucho que decir, pero los dirigentes de las Instituciones políticas más que nadie.
Ya van 25.000 hectáreas consumidas por las llamas y dos personas muertas, un bombero que falleció ejerciendo su profesión y un ganadero de 69 años que murió intentando evacuar su rebaño de ovejas junto a las que pereció al ser alcanzados por el fuego.
Julio terrible por las llamas que todo lo calcinan. Es el campo bravo, como parte integrante del hermoso y vital mundo rural merecedor de apoyo y atención sin excusas ni evasivas.
¡Cómo no va a ser bravo si se ha salvado del fuego y del lobo!
Texto: Jesús López Garañeda