Artículo del Alcalde de Castellar explicando la identidad del titular del Certamen de Novilladas sin picadores de esta localidad
Todos venimos viendo que el Certamen de Novilladas sin picadores de Castellar, del que me siento muy orgulloso como Alcalde y castellariego, lleva un título que le da personalidad y lo completa: «Trofeo Ricardo López».
Por lo general los castellariegos saben muy bien quien era Ricardo López. No así los de fuera o los que no conocen nuestro pueblo. Habrán pensado o supondrán que es un espónsor, una personalidad local, un alcalde antiguo… Al saber de quien se trata, algunos, se sorprenden.
Realmente es difícil pensar que un pueblo siga rindiendo tributo y por tanto homenaje a un novillero sin picadores, de Albacete, que murió como consecuencia de una gravísima cogida, hace sesenta y cinco años, en su plaza de maderas y bidones, cuando tan sólo tenía veinte años.
Pero así es. En los toros y entre los aficionados sucede algo que no ocurre en otras facetas de la vida: el respeto y admiración perpetuo por todos aquellos que dieron su vida en los ruedos. No importa que fuese novillero, para nosotros, los castellariegos, era el más grande.
El año anterior a su muerte debutó con diecinueve años en nuestra plaza. Sus éxitos fueron tales que se ganó el aprecio y el cariño de todos. Eran aquellos tiempos en los que los novilleros estaban en el pueblo durante toda la feria taurina, tres o cuatro tardes, en las que se turnaban en los carteles. Había una proximidad del pueblo con los jóvenes toreros y se les valoraba y apreciaba. Se hospedaban en alguna de las fondas que existían en el pueblo y se les veía en distintos lugares y actividades durante las fiestas.
Castellar era un pueblo que por tradición celebraba una feria de novilladas sin picadores. Ricardo despertó gran admiración. Por eso al año siguiente repitió, por aclamación popular, con dos compañeros (Finito de Triana y Antonio Codeseda) y fue tal el éxito de su primera tarde, el dos de septiembre de mil novecientos cincuenta y siete, que hubo que repetirlo al día siguiente aunque no le correspondía por turno.
El día tres un novillo de la ganadería de D° Amalia y D° Alberto Márquez de Sevilla, le cogió gravemente al echarse el capote a la espalda e intentar una Gaonera. La cogida fue impresionante, mientras con su sangre se escapaba su vida. Murió en una clínica de Linares al día siguiente, por la mañana.
La conmoción fue enorme en el pueblo y en la comarca del Condado, y trascendió hasta el punto de que el semanario Dígame y otros medios se hicieron amplio eco de la luctuosa noticia. Desde entonces Castellar lo convirtió en un icono de la tauromaquia aunque en el Cossío, Ricardo López, sólo ocupe tres o cuatro líneas. En cada aniversario señalado, se celebran actos en su honor y se guardan minutos de silencio, como en tantas plazas de toros donde han muerto figuras del toreo o profesionales de este arte único e incomparable.
Si algún gran y merecido homenaje se le podía hacer es que un Certamen de novilladas de la importancia y trascendencia del de Castellar, lleve para siempre su nombre, y su figura quede también reflejada en el trofeo que proclama al triunfador. Ricardo López es todo un símbolo y un claro ejemplo para todos los que conforman la base y el futuro de nuestra fiesta.
Para muchos es difícil creer que haya todo un pueblo que tantos años después rinda, año tras año, un homenaje tan importante a un novillero albaceteño de tan sólo veinte años que murió, en un original y mítico ruedo, diez años después del inmortal Manolete.
Así es y seguirá siendo por siempre.
Pedro García Anaya, Alcalde de Castellar (Jaén)
*Fotografías originales cedidas al Ayuntamiento por A. Anaya