Entre las provincias de Cuenca y Teruel se encuentra el valle de Valtablao, un auténtico paraíso en el que se crían las reses de la familia Mora desde hace varias generaciones.
Esta familia adquirió una de las cinco partes en las que se dividió la ganadería de Coquilla en los años treinta del pasado siglo, y desde entonces nunca han dejado de ser fieles al encaste Santa Coloma.
Las reses de esta casa, quienes lucieron el hierro de la BM en sus pieles negras y cárdenas, han sido pilar fundamental de la tauromaquia de cientos de pueblos en el triángulo serrano de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Teruel. Además de ser fieles a la tradición ancestral de la trashumancia.
Pero el paso de la vida, aquel que primero nos da y siempre nos quita, se llevó en el año 2009 a Don Benito Mora, padre de D. Juan Vicente Mora.
En la partición de la ganadería, su otro hijo también llamado Benito, trasladó el hierro de la BM hasta tierras jienenses, y D. Juan Vicente usó para sus reses el hierro del «cuadradillo», otra de las marcas que poseía la familia, junto con una de reciente creación llevada a nombre de sus hijos, los Hnos Mora Vázquez.
Así, en este rincón de la provincia de Teruel, justo el trozo de tierra que siguiendo la línea del mapa se introduce en la provincia de Cuenca, se ha seguido criando ganado bravo bajo estas tres marcas, desde que un carnicero y tratante de ganado llamado D. Benito Mora Codes, natural de Zafrilla, decidió ser ganadero allá por el año 1912.
El herradero es una jornada en la que se une el trabajo y la fiesta
Juan Vicente Mora, conocido cariñosamente por «Juanvi», es un ganadero de verdad. No hacen falta más adjetivos. Por sus venas corre sangre ganadera de varias generaciones y bien lo sabemos quienes tenemos el gusto de conocerlo.
Aquí se hace todo a mano, de la manera tradicional.
Juan Vicente Mora ha adquirido a su hermano el hierro de la BM, el hierro familiar que regresa a tierras turolenses para seguir escribiendo las páginas más bellas de la bravura en “Valtablao”
Tras cinco horas de faena en las que se marcaron unos 90 animales de manera tradicional, o como bien dicen “A la vieja usanza”.
El bautismo de fuego es el primer “Acto Litúrgico” del ganado bravo.
De esta manera los becerros dejan de ser anónimos y se convierten en una cabeza más de la ganadería con nombre, número e identificación. Es el día de más alegría de los vividos en el año ganadero y uno de los más laboriosos y así fue en “Valtablao” donde pastan las reses de los tres hierros de D. Juan Vicente Mora.
Bajo la atenta mirada de la veterinaria de la “Asociación de Ganaderías de Lidia” AGL. Que dará fe en el registro, irán pasando por la plaza de tientas las noventa reses entre machos y hembras. Esperan en los corrales de la plaza de tientas, y que, a partir de ese momento, quedarán marcados para siempre, una “A” para indicar la Asociación, el hierro de la casa, ambos en el anca de la pata trasera, el número correspondiente en el lomo y el 9 en la paletilla derecha para indicar su año de nacimiento, y con su correspondiente marca de orejas.
Antiguamente y ahora en las ganaderías el becerro se pasa a una corraleta donde varias personas le sujetan por la cabeza, el rabo y el costillar, tumbándole con cuidado sobre el costado izquierdo, ladeándole la cabeza para evitar posibles roturas de los pitones. Se le atan las patas con un nudo corredizo y una vez inmovilizado, se le pone la marca de la ganadería en el anca, el número en el costillar y el año de nacimiento en la pata delantera.
Es un día diferente para la ganadería en que los becerros tienen la primera prueba de fuego y la cantera de las futuras madres y toros son puestos a prueba.
Esta tarea es dura, delicada y agotadora. Más de cinco horas de trabajo para algunos y de curiosidad para otros. Animales con doce meses y otros con menos de un año, que van desde julio de 2018 a junio de 2019, así se considera el año ganadero.
Todo es lento en una ganadería brava, los machos serán los toros de 2023 y las hembras serán puestas a prueba en 2021, pero es bonito y apasionante, y sobre todo algo único y sin duda el herradero es uno de esos momentos.
Hecha la faena campera y completada la actividad ganadera, todos se reúnen alrededor de los salones de la ganadería. En la ganadería “D. Juan Vicente Mora” saben agasajar bien a sus invitados y a los que han sudado por el esfuerzo, una deliciosa comida y productos típicos de la tierra como son los gazpachos, cordero y unas ensaladas, todo ello regado con unos exquisitos caldos de la zona que sirven para participar en la mesa y alegrar una jornada taurina entre risas, tertulias, recuerdos y buen humor.
El pasado sábado día 19 de octubre de 2019, nos desplazamos a la finca “Valtablao”, situada en la provincia de Teruel limítrofe con Cuenca, a 1.600 metros de altitud y en un recóndito lugar de la Sierra de Albarracín, entre las provincias de Teruel y Cuenca, donde pastan las reses de los tres hierros de D. Juan Vicente Mora. D. Juan Vicente Mora, Dª Mari Carmen Pérez Martínez y Hnos Mora Vázquez, todos ellos inscritos en la “Asociación DE Ganaderos de Lidia” AGL.
Sobre las diez de la mañana nos personamos en el nacimiento del Río Tajo, provincia de Teruel, donde paso a recogernos el propio ganadero D. Juan Vicente Mora para que nos acercara a “Valtablao”. Para empezar nos deleitaron con un buen almuerzo compuesto de empanadas, tortillas y productos típicos de la tierra, tras cinco horas de faena en las que se marcaron unos 90 animales pasamos a los salones de la ganadería. Tras una charla taurina con los allí presentes pudimos degustar varios platos típicos de la zona, Gazpachos, cordero y ensaladas todo ello regado con caldos de la zona.
Muchas gracias a los ganaderos y a los allí presentes por abrirnos tan amablemente las puertas de su finca.
Nuestro agradecimiento a los ganaderos y a todos los allí presentes.
Escrito por Luis Barbero
Fotografías de Luis Barbero / 19 de octubre del 2019 / Albarracín (Teruel)
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